Violencia digital hacia las mujeres
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han generado nuevos ámbitos de violencia contra las mujeres por razón de su género. Las herramientas digitales han contribuido a que las violencias que suceden en el ámbito offline se vean reflejadas en el ámbito del internet, impidiendo el desarrollo y pleno disfrute de una vida libre de violencia hacia mujeres, niñas, niños y adolescentes, así como el respeto a su dignidad, libertad de expresión y protección de datos personales, entre otros (InMujeres, 2021). Esto trae consecuencias en el empoderamiento de las mujeres, en su desarrollo profesional y personal y en el pleno disfrute de sus derechos humanos como la dignidad, la libertad de expresión, la protección de datos personales, el no ser objeto de injerencias en la vida privada y el acceso a la justicia (ONU Mujeres, 2020). Muchas mujeres que sufren este tipo de abuso tienden a retirarse de las redes sociales dejando de participar activamente en la vida política, social y/o económica.
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La violencia digital contra las mujeres es todavía un campo relativamente inexplorado, existiendo poca información sobre sus características. La clasificación de aquellas conductas que constituyen violencia digital contra las mujeres tampoco ha sido del todo estudiada, encontrando múltiples disparidades en las terminologías utilizadas en este tema. A efectos de esta iniciativa, se adopta la siguiente definición de violencia digital:
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“El comportamiento violento en línea va desde el acoso en línea y el agravio público hasta el deseo de infligir daño físico, incluidos los ataques sexuales, los asesinatos y los suicidios inducidos” (UNESCO, 2015). Algunas formas de violencia digital son: “monitoreo y acecho, acoso, extorsión, desprestigio, amenazas, suplantación y robo de identidad, así como abuso sexual relacionado con la tecnología, entre otras” (ONU Mujeres, 2020).
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En el desarrollo del monitor en Uruguay para medir la violencia en línea contra las mujeres diariamente, se consideraron todas las expresiones despreciativas, de burla, que descalifiquen o impugnen el valor de las mujeres, en general relacionadas con su personalidad y/o cualidades (incluyendo capacidades mentales, físicas o emocionales). Las amenazas y acusaciones de obrar con malas intenciones también fueron consideradas.
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¿Por qué es importante abordar este tipo de violencia?
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Como lo evidencian múltiples investigaciones, la violencia digital contra las mujeres es un fenómeno cada vez más habitual. El simple hecho de que las mujeres estén en línea las coloca en riesgo de ser víctimas de violencia de género, violencia que se incrementa aún más cuando son activas en la arena digital o en la vida política, o cuando defienden los derechos humanos o de la igualdad de género (Iniciativa Spotlight, 2022).
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La acelerada digitalización generada a partir de la pandemia del COVID-19 ha corroborado que a medida que más mujeres se vuelcan a espacios digitales, la violencia digital contra las mujeres aumenta, poniendo en evidencia que las desigualdades estructurales de género que atraviesan todas las sociedades, también se reproducen en la virtualidad (Iniciativa Spotlight, 2022).
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Las mujeres son afectadas de forma desproporcionada por la violencia digital, sufriendo consecuencias extremadamente graves a causa de ello. Por ejemplo, las mujeres defensoras de los derechos humanos, las periodistas, las comunicadoras y las mujeres que participan en política son objeto de ataques directos, amenazadas y acosadas. Muchas, reciben amenazas en línea, generalmente de carácter misógino, de índole sexual y específicamente relacionadas con el género. Todos estos actos de violencia en línea pueden llevar a las mujeres a abstenerse de usar Internet. Investigaciones demuestran que mujeres que fueron objeto de violencia digital, han reducido deliberadamente su presencia en línea (Naciones Unidas, 2018).
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Otras consecuencias comunes son el aislamiento social, que puede llevar a las víctimas a retirarse de la vida pública, incluidos la familia y los amigos. A su vez, su movilidad se ve limitada, perdiendo libertad para desplazarse en condiciones de seguridad (Naciones Unidas, 2018). Una grave consecuencia de la violencia digital contra las mujeres, es una sociedad en que las mujeres tienden a no sentirse seguras en línea o fuera de línea, debido a la impunidad generalizada de los autores de la violencia de género (ONU Mujeres, 2020).
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No todas las mujeres experimentan la violencia digital que sufren en las redes sociales de la misma manera. Desde la perspectiva de los derechos humanos, la interseccionalidad es un concepto básico que permite entender que la discriminación hacia las mujeres por motivos de sexo y género, está unida indivisiblemente a otros factores que les afectan -como la etnia, la religión o las creencias, la edad, la clase, la orientación sexual, la identidad de género- y constituyen formas entrecruzadas de discriminación (Recomendación General N° 28, Comité CEDAW) que requieren la acción del Estado. “Aunque todas las mujeres de alguna u otra manera sufren discriminación de género, existen otros factores como la raza y el color de la piel, la casta, la edad, la etnicidad, el idioma, la ascendencia, la orientación sexual, la religión, la clase socioeconómica, la capacidad, la cultura, la localización geográfica y el estatus como migrante, indígena, refugiada, desplazada, niña o persona que vive con VIH/ SIDA, en una zona de conflicto u ocupada por una potencia extranjera, que se combinan para determinar la posición social de una persona” (AWID, 2004).
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Un estudio de ONU Mujeres sobre violencia digital en Twitter a mujeres políticas entre junio de 2019 y junio de 2020 revela “aunque se encuentran similares niveles de violencia recibida entre varones y mujeres, los mensajes violentos dirigidos a mujeres suelen cuestionar sus capacidades y hacen referencia a su condición de mujeres” -26,1% y 29,8% respectivamente-(ONU Mujeres, 2021). El 58% de los tuits con insultos a legisladoras están categorizados dentro de “menosprecio de capacidades”. Uno de cada dos tuits que mencionan conceptos asociados al feminismo son violentos mientras que los tuits que refieren a la condición de la mujer son 10 puntos porcentuales más violentos. A su vez, la Segunda Encuesta Nacional de Prevalencia sobre Violencia Basada en Género y Generaciones realizada por el Instituto Nacional de Estadística en 2019, identificó que el 21% de las mujeres encuestadas fue víctima de violencia en redes sociales.
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La violencia digital contra las mujeres no solo viola el derecho de la mujer a llevar una vida libre de violencia y a participar libremente en el mundo digital, sino que también socava el ejercicio democrático y la buena gobernanza y, por lo tanto, crea un déficit democrático (Naciones Unidas, 2018).
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